EL SIGNO ES JESÚS: TRES DÍAS, NUEVA VIDA
Comentario al Evangelio del 2025-10-13
Lunes de la Semana XXVIII del Tiempo Ordinario
Jesús suena duro: “esta generación pide un signo”. Y, mira, no promete fuegos artificiales, sino algo más profundo: el signo de Jonás. Como Jonás pasó tres días en el vientre del gran pez, Jesús descendió a los infiernos y al tercer día resucitó. La verdad es que el signo no es un truco, es una Persona: su amor que atraviesa la muerte y trae vida nueva.
Pienso en el kintsugi: esa artesanía japonesa que repara con oro las piezas rotas. Dios, en Jesús, no oculta nuestras grietas; las abraza y las convierte en lugares de historia y belleza. Y la reina del Sur… ella cruzó distancias por sabiduría; ¿sabes? como quien se lanza al largo camino del shikoku henro buscando aprender. ¿Y nosotros? Aquí está alguien más grande que Salomón y Jonás, y nos llama al cambio de corazón, como a Nínive.
La oración, entonces, no es mirarnos al ombligo; es hablar con Dios y dejar que Él lleve la iniciativa. Dile hoy: “Señor, muéstrame tu signo en mi historia y dime por dónde empezar”. Y haz algo concreto: reconcíliate con alguien, lee Lc 11,29-32, o vuelve a la confesión, aunque sea con miedo.