UNIDAD DE VIDA: PENSAR, DECIR Y HACER SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS
Comentario al Evangelio del 2025-10-15
Miércoles de la Semana XXVIII del Tiempo Ordinario
Bueno, hoy el Evangelio suena duro. Jesús no regaña por gusto; nos despierta. Podemos ser meticulosos con lo pequeño —como diezmar “la menta y la ruda”— y, sin embargo, pasar de largo ante la justicia y el amor de Dios. La verdad es que eso nos pasa a todos: cuidamos la apariencia y olvidamos el corazón del otro. En Japón se habla de tatemae (lo que mostramos) y honne (lo que realmente hay dentro). Jesús no nos pide elegir, sino unir: que lo que pensamos, decimos y hacemos vaya en una sola dirección, la suya. Y, mira, también nos advierte cuando ponemos cargas pesadas sobre otros sin mover un dedo para ayudarles. El camino cristiano es acompañar y cargar juntos. Cuando fallamos, Dios puede hacer kintsugi en nuestra vida: su misericordia no oculta las grietas; las vuelve lugar de belleza y verdad. Por eso, la oración es un diálogo donde Dios lleva la voz: Señor, muéstrame tu voluntad; yo te escucho y te sigo. ¿Sabes? Hoy te propongo algo simple: detecta un punto donde tu tatemae no coincide con tu honne, pide perdón y realiza un gesto concreto de justicia u omotenashi (hospitalidad). Luego, reza dos minutos: Señor, ¿qué quieres que haga hoy? Y hazlo.